EPISODIO VEINTE

No soy un tipo creyente, religioso, o como se diga, rompí mi vinculo con Dios al igual que muchos chicos ante la pérdida de la primera mascota. Esa muerte, sea cual fuere el animal, logró que muchos cuestionarámos su existencia. Si era un buen bicho por qué llevarse tan adorable ser. Para un chico, la explicación es insuficiente y está a metros de comprender que la vida es incomprensible. Dios usaba la muerte como tijera de podar. El decidía quién y cuándo. ¿Pero un chico como va entender tan terrible acto? Nadie te da nada a cambio de la muerte, sólo los recuerdos. Y me detengo ante la bifurcación de dos caminos, uno conduce a los recuerdos… volver para disfrutar por útima vez aquellos hechos que aún conserva mi cabeza. Y el otro, intentaraá justificar los últimos acontecimientos, para darle motivo mi caída. Estoy aferrándome a mi vida… y mi sangre que lentamente abandona mi cuerpo… el dolor es constante pero trato de ignorarlo, debo tener una muerte distinta… no perderme en las causas… por lo menos saber que uno casi lo logra, la verdad estuvo al alcance de mis manos. Y la perdí, así como ahora pierdo mi sangre. Intento justificar cada uno de mis actos. Cada decisión que me llevó hasta aquí, el gran aquí, el último momento, la instancia final, el puerto hacia el último viaje, la nada como manto de protección. Un final sin gloria. La muerte.

Pensaba todo eso mientras segíamos camino a la locura. Adolfo murmuraba hacia sus adentros mientras yo intentaba hacer contacto con él. Necesitaba que prestara atención. Estaba cada vez más seguro que íbamos hacia un barranco. Tenía que bajarme antes que todo se vuelva contra nosotros. Y teníamos una obligación con Mía, esa pobre chica quedaba vulnerable ante cada cazador. Para mí debíamos volver por ella y hacerle entender que en esta historia saber era camino al final.

_Debemos ir por Mia, corre peligro.

_Te dije que no te involucraras con ella.

­­_ ¿Realmente creías que no me iba a interesar en terrible mujer?

_ Te juzgaría si no lo hicieras.

Lo miré a los ojos, parecían muy cansados, casi honestos.

_Entonces sabés que la necesitamos.

_ No tanto, podemos llevarla por si las dudas.

Seguramente mi cara parecería la de un chico que veía cumplido su deseo más preciado para navidad. Era pura sonrisa. Puro deseos de tenerla cerca. Lo que le ocurriera al mundo poco importaba.

_ Lo único que te pido es que no te dejes engañar. Me pidió que buscara a su padre, pero creo que su búsqueda continúa mas allá de él, pero hasta que no sepa que su padre está muerto no podrá avanzar. La tenemos de momento. Pero luego dejará ser importante, al igual que nosotros.

_ No le des vuelta… acá todos estamos de más.

_Es verdad… nos enfrentamos buscando un resultado imposible. Pero deberías estar orgulloso, estamos parados ante el vacío de la verdad, hacemos preguntas pero sólo responden los ecos. Hasta que lleguemos a ella.

_ ¿Y después?

_ No va a existir después para nosotros. Vamos a desaparecer, de una forma u otra. Juan. Yo estoy preparado para eso… destruir lo que uno es y rehacerse de nuevo, cada ciudad, cada trabajo, un ser distinto. Hasta que uno olvida cual era el verdadero. Tengo siete identidades distintas en más de cinco países.

Por primera vez me pareció escuchar al hombre detrás de la máquina. Cierta desazón anidaba en su voz. Quizás asumía que más allá de sus múltiples personalidades no era nadie. En este mundo de peones y alfiles era sólo una ficha sacrificable. Nunca vería el final del juego.

_ Tío, no sé si estoy decidido a ésto… sea cual sea el final creo que no me va agradar.

_ Posiblemente tengas razón. Pero podemos intentarlo.

_ ¿Intentar qué?

_ Cambiar la historia, si nos apoderamos de ese mesías estaríamos complicando el futuro.

_ ¿ No se te ocurrió eso del mesías sea un delirio de varios locos?

_ Eso es lo de menos, mientras crean en él poco importa la verdad.

_ Entonces…

_ Entonces Contrucciones Newlight es nuestro objetivo.

_ ¿Y Mía?- Arremetí contra mi único interés de todo este asunto.

_ Podrías disimular un poco tu interés, da vergüenza tu conducta che, guardá la calma, si volvemos por ella es porque creo que sabe más de lo que nos dijo… y voy a requerirle que hable… ¿estás dispuesto a presenciar eso? Voy a presionarla bastante… si te vas a poner de su lado no sirve.

_ Ni se te ocurra ponerle un dedo encima.

_ ¿Ves? Yo no sé que hablaron pero te aseguro que en algo mintió.

_ Adolfo, todas mienten en algo.

_ Pero esto es distinto, un error ahora es el final.

_ Por favor…- Me desnudaba, estaba haciendo libertad de mis deseos.- Necesito verla de nuevo.

Adolfo giró la cabeza de un lado hacia otro, para dar a entender lo desacertada de mi declaración. Luego suspiró pesadamente. Seguro que dentro suyo giraba la ruleta de los pro y los contra. Y la duda era yo. Cabía la duda de que me pusiera en su contra. Así que me sondeaba celosamente.

_ No confío en ella.

_ ¿Pero por qué?

_ Sencillo, porque fue la que metió en la historia, su padre se topó con esto antes que yo, y terminó como ya sabés que terminó. ¿Y si sabe más de lo que dijo? Tal vez fue en mi busca como parte del plan? ¿Entendés que si todo es cierto estamos siendo parte de un plan superior?

_ No me vengas con Dios.

_ No, con su hijo, si fuera cierto.

_ Es un disparate tío. Parece que ni siquiera oiste hablar del Darwinismo.

_ Esto no tiene nada que ver con monos, se trata de poder.

Entonces entendí. Sea o no el mesías lo que importaba era su fuerza. ¿y dónde estaba su fuerza? En la fé.

_Está bien, vamos por él, pero antes dejame verla una vez mas.

Era un intercambio justo. Mi vida por ella.

Lo pensó unos segundos mientras la marea débil chocaba contra la costanera. Suaves olas oscuras.

_ De ahora en adelante vamos a fondo, no garantizo tu seguridad, pero está bien, me parece justo. Pero si ella esconde algo no vayas a ponerte jodido.

_ No, sólo me importa la historia que voy a contar, es mi único objetivo.- Mentí como cada vez que prometí algo en mi vida.

Continuará…