top of page

EPISODIO DIECISIETE

Cuando toda esto comenzó Adolfo, mi tío, me habló de cambiar la historia, de secretos y manipulaciones. Después comenzaron a aparecer los muertos. Luego los disparos. E inevitablemente como en toda historia los malos y los buenos. Las persecuciones propias para que avance la narración. Todo encajaba tal cual lo demandaba el mercado pero era la realidad, y si algo le faltaba era esa carga mística. No se trataba de resolver cuestiones entre lobos. Había un motivo. Real o no. Pero íbamos detrás de él.

_ ¿Mesías? ¿Dios? ¿Jesús?

_ No sé nada de eso, sólo que esperan a alguien importante, si para ellos es el mesías bueno, lo que quieran, pero yo voy a estar ahí para robarlo, no se lo van a quedar ellos… no se lo voy a hacer fácil… si lo quieren les va a costar… y además, estás vos, para contar esta mierda. O una verdad que pocos creen, o una mentira que todo llevamos adelante. Es lo mismo. Ya te explicaré mejor. Ahora vamos. A un lugar seguro.

El único lugar seguro que conocía era la funeraria de mi amigo Santiago. Estaba anocheciendo y caímos de sorpresa, mi tío no lucía bien y yo estaba a punto de enloquecer, pero traté de normalizar la situación.

_ Sé que parece raro, sólo te pido pasar la noche acá… ¿tenés todo ocupado?

_ Tengo un servicio en primer piso, y libre el segundo, hasta mañana a las doce… Juan, vos sabes que nunca te negué nada, yo te dejo… ¿pero qué pasa? ¿Por qué no vas a tu casa?- Santiago sonaba sincero y preocupado como nadie en esta historia, él siempre trató de ayudarme como sea. Nunca tuve posibilidad de retribuir esa especie de devoción por mí. Nunca necesitó nada o al menos no me lo hizo saber, pero yo, bueno, siempre requería una mano amiga.

_ Preferiría mantenerte al margen por tu bien.- Traté de sonar convincente, seguro, sin problemas.

_ Juan, hay un hombre con pinta de sicópata a tu lado, y me pedís una de las salas mortuorias para pasar la noche…¿Qué debería pensar?

Levantó las cejas de un golpe, indicándome que me tocaba a mí responder. No podía mentirle.

Cuando estaba en la primaria un grupo de chicos más grandes se encaprichó conmigo, sin motivo alguno, cada recreo la pasaba mal, o terminaba atado a un árbol o sumergido en un tacho de basura. ¿Conocen el caminito chino? Se hace dos hileras de ejecutores, dejando un pasillo en el medio, y cuando alguien pasaba una lluvia de golpes y patadas le caían sin culpa. Bueno, ese era mi desayuno diario. Todo por caerle mal al pelotudo que lideraba la pendejada. Hasta que un día alguien se cansó de ver siempre la misma película y salió en mi defensa. Hubo golpes, gritos y firmas en el cuaderno de disciplina. Pero así conocí a Santiago, defendiéndome, cuidándome, y nunca lo vi de otra manera.

_ No quiero agregar dramatismo, pero creo que es lo último que te pido…

_Juan, imagino que lo de Mónica será difícil, pero lo que pedís es muy raro.

_ No, no, no, esto no tiene nada que ver con ella… más bien todo lo contrario, tiene que ver conmigo, necesito tu ayuda por hoy, un lugar a donde quedarme con mi tío.

_ ¿Tu tío? Nunca me hablaste de él.

_ No tenía motivos para hacerlo.

_ ¿Y ahora?

_ ¿Qué querés que te diga?

_ ¿En qué quilmbo te metiste boludo? Eso quiero que me digas… siempre lo mismo vos… ¿Cuándo vas a madurar? ¿o voy a tener que sacarte de problemas toda la vida?

Nunca me había hablado así, parecía enojado por algo.

_Te pido una gauchada nomás, …no tengo a quien más acudir. No tenés porque enojarte, ahora si te jode tanto no hay problema, así como vine me voy.

_Pará, pará… discúlpame, no quise hablarte de esa manera.- Sonaba realmente aflijido. Santiago nunca me había negado nada.- ¿ Por qué siempre me tenés así? No me dejás opción, o te ayudo o todo tu mundo se te viene encima. Yo siempre soy una puerta segura, un lugar por donde escurrirte, hasta que todo se te venga encima de nuevo. Soy tu lugar seguro. Soy el único lugar que nunca te dijo que no. Ni tu familia ni tu mujer…

_ Dale nomás… me dejó Mónica… ¿ vas a seguir?

_ No es culpa de ella.

_ Ya sé, me lo dijiste, trataste de avisarme… como siempre…

_¿ Sabés que es lo peor? Que no sos mal tipo, sos capaz de cualquier cosa por un desconocido porque tu filosofía de vida te lo exige, pero sos incapaz de ver que le ocurre a las personas que tenés al lado.

_ ¿ Te llamó?

_ No necesitaba llamarme para saber lo que pasó.

Hice silencio. Sólo cada pareja conoce el sabor del agua que se derrama de la fuente de la ruptura, los recuerdos, los momentos que de ahí en más se vuelven imposibles, y los anhelos perdidos. Nadie nunca podrá saber la melodía que sonaba en esa última mirada a los ojos, en lágrimas que dicen chau, hasta nunca. Después de todo, nada. ¿ Tenía derecho decir que sabía algo? ¿Estuvo él en cada pelea? ¿o cada vez que terminábamos cogiendo sobre la mesa? No.

_ Nunca vas a entenderlo, Santiago, pero esto pasa por otro lado…

_ Te quiero y sos mi amigo, siempre voy a ayudarte, pero es momento de que ya no me necesites.

Me dolió lo que dijo. Así que yo era un boludo.

_ Ah está bien… no me ayudes, yo me arreglo solo, no te necesito…¿Quién te crees que sos? Pero como me equivoqué… no te preocupes… me rajo…

_ No seas actor querés… sólo te digo como son las cosas…

_ ¿Y cómo son las cosas? ¿A ver? ¿Qué me hace estar equivocado? ¿Qué me transforma en lo que soy? ¿ Soy una maldición que todos buscan esquivar?

_ No, Juan, no es eso, pensá solamente a cuanta gente quisiste obligar a seguir tu camino.

Mi camino. Una ruta resquebrajada por el sol. Descuidada. Con una sola dirección. ¿A dónde conducía? Lo peor de no saber a dónde querer ir es que no hay salidas. Soluciones. Sólo la asfixia de verdades que se amontonan sobre uno.

_ Juan, no somos chicos, basta de jugar. Basta de escondernos, basta de fingir que somos chicos… por favor, entendé, ya no somos lo que éramos.

Nadie es lo que era. Ni siquiera el mundo. Otras reglas. Otro idioma. Otros sueños.

_ Te entiendo, aunque no lo creas, sé que si decidís no ayudarme es lo mejor para vos. No te juzgo. Pero no me mientas por favor. Hay algo más.

El silencio se adueñó de todo. Me miró como si pidiera disculpas.

_ Esto va a ser muy difícil para vos, lo que te pido es que no hagas una escena… no quiero que esto sea un gran drama… pero te pido una vez que pienses en mi, y que aunque no lo entiendas por ahora no nos culpes de nada, simplemente pasó.

Las cosas que simplemente pasan son las malas… se cayó un bebé del balcón de un quinto piso, simplemente pasó; se quedó dormido el conductor del tren y se llevó puesta la estación, simplemente pasó; le hicieron una transfusión con sangre en mal estado, simplemente pasó.

_ Me estoy viendo con Mónica.

Mi mejor amigo se acostaba con mi ex mujer. Simplemente pasó.



Continuará…


 
SEARCH BY TAGS
FEATURED POSTS
ARCHIVE
bottom of page